MEDIO: La Musicoteca
RESEÑA:
Noche de crescendos, sin duda. Al quinteto sevillano de Rock Progresivo, Sweet Hole, les tocó la poco agradable misión de abrir fuego mientras la sala se iba llenando. Sonando a un volumen mucho más demoledor del que estábamos acostumbrados por sus actuaciones pasadas, la banda no tuvo problema en ocupar un escenario grande, resolviendo la papeleta con soltura y con su versión del Highway Star de Deep Purple animando al respetable. Cerraron con su oficioso single Decide, mientras la sala seguía recibiendo fans de los gallegos. La Custom registró un lleno sin apreturas que deja constancia del empuje que aún mantiene una de las bandas clásicas del Rock patrio.
Mientras la música de ambiente cambiaba de las melodías extraterrestres de Encuentros en la tercera fase a la sintonía de Corrupción en Miami, los Siniestro Total ocuparon sus posiciones a los instrumentos y detrás de los micrófonos. Sonaron los acordes de «Alégrame el día» y el público estaba ya entregado a corear las irónicas letras que salían por la boca de Julían Hernandez.
Sonaron aún más compactos de lo que cabría esperar de una banda de este calibre, y tocaron todos los temas que este humilde redactor – que reconoce que durante años, Siniestro Total era su asignatura pendiente de ver en concierto – podía esperar. El guitarrista Javier Soto, que repartió eficientes solos a lo largo de toda la noche, se ocupó de la voz solísta en Baños de sangre en Puerto Banús – ¿Existe un estribillo más complicado y a la vez más tarareáble? – mientras que el bajísta Óscar Avedaño hizo lo propio con Viene el verano y en ambos casos, fue una labor más que efectiva.
Por supuesto, a Hernandez no se le escapaba la oportunidad de soltar algunas de sus venenosas diatribas entre canción y canción que arrancaron no pocas carcajadas de los asistentes: «Habíamos pensado cambiar el nombre del grupo, pero Presuntos Implicados ya estaba cogido, así que creo que ahora nos pega más llamarnos Esperanza Aguirre».
Conviene aclarar, no obstante, que si bien a los Siniestro se les sigue describiendo como una banda de punk-rock, a lo largo de su trayectoria han sumado múltiples influencias: el reggae, el ska y sobre todo, el blues – «todas las músicas son el blues» afirmó Julian – impregnan composiciones que nunca dejan de hacer sonreír o desgallitarse a los que siguen al grupo. En este sentido, destacar los colores que aporta el saxofón – y los teclados ocasionales – de Jorge Beltrán, que lanzó algunas líneas geniales en Todo por la napia o en la versión que hizo la banda del Soy así de Los Salvajes. Y por supuesto, tocaron su single sin álbum ¿Casualidad? No lo creo, que nos hizo bailar tan bien como pudimos.
Para cuando cayó el clásico Bailaré sobre tu tumba, era inevitable ver, en las primeras filas, a gente de todas las edades botando y pogueando como si no hubiera un mañana. En los bises, despidieron la noche con Ayatollah y la sensación de que a estos veteranos aún les queda mucha trayectoria por delante.